A pesar de la desaparición de la Unión Soviética, el comunismo mundial sigue representando una amenaza latente. Este fenómeno, lejos de limitarse a un sistema político extinto, ha evolucionado y se ha adaptado a nuevas formas de pensamiento y acción en diversas partes del mundo.
Uno de los puntos clave en este debate es la declaración: “El liberalismo es un trastorno mental”, que para algunos es una afirmación que refleja una crítica contundente a las ideologías progresistas. Este tipo de perspectiva, aunque polarizante, abre la puerta a un análisis más profundo sobre las raíces y el desarrollo del izquierdismo en el mundo occidental.
Dos expertos en el campo aportan una visión esclarecedora sobre cómo nació la izquierda fanática. Según sus investigaciones, el izquierdismo extremo tiene sus orígenes en una combinación de factores históricos, sociales y filosóficos. En particular, se destaca:
- La influencia del marxismo clásico: Este sistema de pensamiento, aunque adaptado y reinterpretado con el tiempo, sigue siendo una fuente de inspiración para movimientos políticos y sociales que buscan cambios radicales en la estructura de poder.
- El impacto de los movimientos de los años 60 y 70: Las revoluciones culturales y sociales de estas décadas marcaron un punto de inflexión en la forma en que la izquierda se relaciona con cuestiones de identidad, equidad y justicia social.
- La tecnología como vehículo de propaganda: En la era digital, las redes sociales y otras plataformas han amplificado las voces del fanatismo ideológico, permitiendo la difusión de mensajes simplistas pero potentes que movilizan a las masas.
- El debilitamiento de las estructuras tradicionales: La pérdida de confianza en instituciones como la iglesia, la familia y los gobiernos ha creado un vacío que es llenado por ideologías que prometen soluciones inmediatas.
El comunismo, en sus diversas manifestaciones, sigue siendo un tema de relevancia global. Aunque la Unión Soviética ya no exista, sus principios e influencias han dejado una huella indeleble en el panorama ideológico mundial. Entender las raíces del izquierdismo occidental y reconocer los riesgos de sus manifestaciones más extremas es fundamental para fomentar un debate constructivo que permita superar las divisiones políticas y construir un futuro más equilibrado.








































