Nosotros, los ciudadanos de la parte oriental de la isla de Santo Domingo, profundamente preocupados por la suerte de nuestra patria y guiados por el anhelo de libertad, justicia y prosperidad, nos dirigimos a nuestros compatriotas y al mundo para exponer las razones que nos llevan a proclamar nuestra separación definitiva del gobierno de Haití.
Desde el año 1822, la nación dominicana ha sido sometida a un régimen ajeno a nuestras costumbres, nuestras leyes y nuestra voluntad. La administración haitiana ha impuesto su dominio sin considerar las legítimas aspiraciones de nuestro pueblo, negándonos el derecho a gobernarnos conforme a nuestras tradiciones y principios. Durante más de veinte años, hemos soportado la imposición de un sistema de gobierno que no nos representa, en el cual se han vulnerado nuestras libertades y se ha sofocado el espíritu de nuestra cultura.
El pueblo dominicano ha demostrado su deseo de autodeterminación, resistiendo con valentía las injusticias y preservando en su corazón el amor por la patria. Inspirados en los principios de soberanía y libertad, y convencidos de que la unión y la determinación nos llevarán a la independencia, declaramos nuestra firme decisión de constituirnos en un Estado libre y soberano, regido por sus propias leyes y con un gobierno que emane de la voluntad de sus ciudadanos.
Hacemos un llamado a todos los dominicanos de buena voluntad a unirse a esta causa justa y patriótica, a defensor con honor y sacrificio el derecho inalienable de nuestro pueblo a la libertad. Nos comprometemos a luchar con dignidad por la independencia de nuestra nación, sin rencor ni odio, pero con la firmeza y determinación que exige este momento histórico.
Que el mundo sepa que la República Dominicana nace con el propósito de ser libre, justa y soberana, y que sus hijos están dispuestos a defenderla con honor y valentía.
Dado en Santo Domingo, a los dieciséis días del mes de enero del año de mil ochocientos cuarenta y cuatro.