En el municipio de Constanza, específicamente en la entrada al Salto de Aguas Blancas, uno de los atractivos turísticos más importantes de la región, se ha observado un creciente número de haitianos que se han establecido en la zona. Estos migrantes, en su mayoría ilegales, han comenzado a ocupar el espacio público, colocando ropa y otras pertenencias que dan un aspecto de desorden, lo que afecta la accesibilidad y la imagen del lugar. La situación ha causado una gran preocupación tanto entre los residentes como entre los turistas que visitan la zona en busca de belleza natural y tranquilidad.
El Salto de Aguas Blancas es una de las principales atracciones turísticas de Constanza, conocido por su impresionante cascada y su entorno natural. Sin embargo, los haitianos que se han instalado en las inmediaciones de este lugar están dificultando el acceso al mismo. Las autoridades locales, como la Dirección de Migración, el Ministerio de Turismo y la Policía Turística (Politur), han sido acusadas de no tomar medidas adecuadas para evitar la «arrabalización» del área, lo que ha generado malestar entre los dominicanos que transitan la zona.
Los migrantes haitianos que habitan en la comunidad de El Convento, en el paraje Valle Nuevo, en la cercanía del Salto de Aguas Blancas, han expresado su intención de permanecer en la República Dominicana a pesar de las dificultades. Algunos de ellos trabajan en fincas agrícolas y agroindustriales, lo que les permite subsistir, pero en condiciones precarias. Muchos de ellos han construido viviendas improvisadas y dependen de recursos limitados, como leña para cocinar, aunque también cuidan el bosque de Valle Nuevo, evitando cortar árboles vivos y recurriendo a ramas secas o madera en desuso.
Además, estos migrantes han manifestado que no tienen planes de regresar a Haití, a pesar de las difíciles condiciones de vida en su país natal. La situación socioeconómica en Haití ha empeorado, y muchos de ellos están presionando a sus familiares para que se trasladen a la República Dominicana, donde la situación laboral es relativamente mejor, aunque la precariedad persista.
En cuanto a la situación en las comunidades cercanas, como El Castillo, La Siberia y Montellano, se ha observado que la mayoría de los habitantes son haitianos. Los dominicanos que solían trabajar en estas fincas agrícolas han emigrado hacia otros municipios como Constanza, La Vega, Santiago y Santo Domingo, buscando mejores condiciones de vida. Esta migración de haitianos ha transformado la demografía local, lo que ha generado una creciente preocupación sobre la falta de control migratorio y el impacto social de esta situación.
La presencia de haitianos en la entrada del Salto de Aguas Blancas ha generado una serie de complicaciones tanto para los habitantes de la zona como para los turistas. La arrabalización de este importante atractivo turístico ha afectado la imagen y el acceso al lugar, lo que ha causado malestar entre los visitantes. Además, la situación migratoria irregular de los haitianos en la región pone de manifiesto la necesidad de una acción más eficaz por parte de las autoridades dominicanas para regularizar la situación y garantizar la seguridad y el bienestar de todos los involucrados. Mientras tanto, los haitianos continúan enfrentando desafíos tanto en su país natal como en la República Dominicana, buscando mejorar sus condiciones de vida, aunque a costa de la sostenibilidad de los recursos y el orden social en las comunidades que habitan.